Nuestra psique archiva lo que vivimos con la misma fuerza emocional con que vivimos ese evento que nos hizo sufrir. Y esta fuerza permanece en nosotros y, aunque no nos demos cuenta, nos condiciona. Un poco como los residuos nucleares: pueden ser enterrados por toneladas y toneladas de cemento, pero siguen emitiendo radiación. Nadie los ve ni los oye, pero dañan y destruyen. Así son las situaciones que mantenemos aplastadas en lo más profundo de nuestro corazón: sin ser conscientes de ello las «difundimos» en cada persona y realidad que encontramos, sufriendo y haciendo sufrir. Con «difusión» entendemos una lectura distorsionada de la realidad: como si esa situación de sufrimiento se hubiera grabado en nuestros ojos y la viéramos en todo lo que miramos.
El perdón tiene la posibilidad de quitarnos el potencial nuclear destructivo que hay en nuestro pasado y darnos la posibilidad de vivir el presente menos condicionados.
El perdón es realmente la fuerza que puede cambiar al hombre y la historia.
Eliana Aloisi Maino