Tenemos la tentación de pensar que seguir a Jesús significa rezar mucho, ayunar, ir a Misa todos los días y confesarse a menudo … ¿Y la vida cotidiana? ¿Y la relación con la familia? ¿Y el ser estudiante?
El instrumento de medición de la oración no es el sentimiento, si «siento» oré bien y si no «siento» oré mal. El metro de la oración, el «rezo-metro», es el impacto que la oración tiene en nuestra vida, en la realidad cotidiana concreta. Si nos ayuda a ser un mejor niño, un mejor estudiante, un mejor cónyuge, un mejor padre, un mejor maestro o enfermera o cocinero o juez.
Orar significa estar con Dios en el silencio de nuestro corazón y estar con Dios en todo lo que hacemos. Sin oposición ni división.
Seguir a Jesús significa, poner en movimiento y cambiar toda nuestra vida.
Eliana Aloisi Maino