Del 2 de noviembre al 31 de diciembre de 2018, Anna Cavedon, en nombre de Via Pacis, pasó un tiempo en Filipinas para conocer a las personas involucradas en los proyectos de solidaridad llevados a cabo por la Asociación en varias partes del país.
Anna nos dice: «Fue un momento de descubrimiento y asombro: pude recorrer el puente de paz que hay entre Italia y Filipinas. Fue una ocasión especial para ver la evolución de un sueño, compartido por los fundadores Paolo y Eliana Maino y por Hermana Rosanna Favero: ponerse al servicio de los más pobres. Visité escuelas, comedores, refugios. Conocí a los niños apoyados con las adopciones a larga distancia (más de 600), conocí a las familias, visité a los enfermos, compartí experiencias con la juventud.
Las historias de dolor, de escases, de sacrificios pueden cambiarse con un destello de esperanza: el apoyo a distancia. Pero consideramos esta distancia solo como una denominación: las Filipinas se vuelven cercanas, estas personas se convierten en nuestros hermanos.
Y así es como el carisma Via Pacis está presente en esa tierra: son manos que acarician, oídos que escuchan, corazones que sueñan, vidas que construyen concretamente la paz.
Y así es como se encuentran Italia y Filipinas: en el milagro de una vida que cambia».