«Hace algún tiempo, un hombre encontró a un niño en el bosque y nos lo trajo.
Tenía los ojos hinchados y el pelo rizado y enredado. Lo dejaron solo en una choza. Lo cuidamos y lo tuvimos con nosotros. Cuando empezó a sentirse un poco mejor, le preguntamos cómo se las había arreglado para sobrevivir solo en medio del bosque.
Él respondió que no tenía miedo porque dormía sobre varios pedazos de madera para que las serpientes no pudieran alcanzarlo. Su mamá y su papá no estaban, sus abuelos lo habían cuidado por un tiempo, pero luego se fueron y nunca regresaron.
Mataba pequeños animales que encontraba en el bosque para alimentarse; pudimos notar su destreza en "jalarles el cuello" a las gallinas que ocasionalmente nos llevan al Centro como contribución a los gastos médicos recibidos.
Ahora es un chico de 15 años, siempre está en misión, lo hemos confiado a una familia.
Son muchos los huérfanos que, como él, son confiados a familias de tal forma que permanezcan insertos en nuestro entorno. Esto también es gracias a Via Pacis porque si no tuviéramos la posibilidad de ayudar a las familias, esta acogida no sería posible.»
-Hernana Rita