Desde hace 26 años que trabajo como chofer llevando bienes y sustento a los pobres. Todos los días nos llegan muchas peticiones de ayuda. La gente pide medicinas y comida para comer. En estos meses las solicitudes han aumentado: a causa del virus 500.000 personas han perdido sus puestos de trabajo y la gente está hambrienta.
Anoche recibí una llamada de una clínica pidiendo ayuda para una mujer. Era una mujer solitaria y hambrienta que vive en una casa donde no hay gas y por eso no puede cocinar nada caliente. Le trajimos pasta, arroz, trigo sarraceno, una botella de aceite y un paquete de galletas. No había comido durante un par de días, y enseguida se devoró las galletas.
Hace unos días fui a ver a otra anciana, que también vive sola y en una situación difícil; no se había lavado durante 8 años…
En estos años he visto a mucha gente y situaciones, pero nunca había visto tanta pobreza.
Hacer este trabajo es a veces muy difícil, especialmente en este último período, en el que la situación sanitaria y económica ha ido empeorando.
A veces me falta la fuerza para enfrentar todo esto y me enfado: en un lado del mundo veo gente que lo tiene todo, y en vez aquí encuentro gente hambrienta todos los días.
Pero luego recuerdo que ellos también son hijos de Dios y son nuestros y mis hermanos, y no puedo abandonarlos.
Gracias por sus oraciones y su apoyo.
Padre Witold Szulczynski, persona de contacto en el lugar
Ver el proyecto realizado por Via Pacis Onlus para sostener a los que están en dificultad a causa del COVID